11 junio 2009

Érase una vez...

La primera vez que un servidor fue al cine apenas contaba con 5 años. Si algo tiene la infancia es la facultad, increíblemente acojonante, de marcar a fuego en la memoria de las personas ciertos recuerdos y sensaciones. Aquella tarde, acompañado de mis padres, entre en una de las salas (probablemente en alguna de las que ya está cerrada) de los cines Centrofama para ver “En busca del Valle Encantado”
No recuerdo mucho más, simplemente que desde entonces le tengo cierto cariño a la película, que ya se ha convertido en interminable saga.
Sin embargo, a pesar de que esta película sirvió como iniciación en la más sana adicción que consumo hoy en día (lo del fútbol hace tiempo que ya pasé a considerarlo enfermizo), no sería le película que de verdad marcara mi infancia.
Ese lugar de privilegio está reservado para la adaptación cinematográfica de la gran obra de Michael Ende La Historia Interminable Por aquel entonces no sabía que la película sólo adapta la primera parte del libro, ni que el sr. Ende quedó tan decepcionado que pidió que le quitasen de los títulos de crédito. En aquel momento lo único que me importaba es que La Historia Interminable abría ante mi un mundo de magia y Fantasía desconocido hasta entonces. Prácticamente todo el film quedó grabado desde el primer visionado y hasta incluso hoy, el simple hecho de recordar sus escenas me evocaba las mismas sensaciones que cuando vi la película por primera vez: la impotencia y rabia al ver a Bastian en el contenedor de basura, el desconsuelo por ver como Artax se hundía en los Pantanos de la Tristeza a pesar de los esfuerzos de Atreyu, el encanto del Comepiedras o la vieja Morla, o el miedo al enfrentarnos a Gmork.
Echando un vistazo a las carteleras actuales pienso si los pequeños de hoy tendrán la suerte que tuve yo y no las tengo todas conmigo. Interminables continuaciones de modelos económicamente rentables para los estudios como los High School Musical, repeticiones de formatos (ahora los Jonas Brothers) y un sin fin de chorra-films tipo “Un chiuahua en Beverly Hills”. Películas todas ellas que, como “En busca del Valle Encantado”, lo más que conseguirán en el mejor de los caso es hacer pasar al niño un buen rato para caer después en el olvido.
En cualquier caso siempre hay esperanza y en lo que llevamos de año me he llevado una grata sorpresa con tres películas que, en caso de haberlas disfrutado en mi infancia, seguro que habrían tenido el mismo efecto que mi querida Historia Interminable.

¿Qué pasaría si le dieras a una niña de 5 años el poder de inventarse una historia y que esta vaya cobrando forma de película? Pues eso es The Fall. Un homenaje al cine, a las historias, a la fantasía. Alexandria (Catinca Untaru) es una niña que se encuentra en hospital por culpa de un brazo roto. Allí conoce a Roy, un actor de doblaje de escenas de riesgo que ha sufrido un accidente y que ahora presenta unas preocupantes tendencias suicidas. Juntos “escribirán” la historia épica más grande jamás contada.
Si añadimos a esto que la película es todo un espectáculo a nivel visual, tenemos el cocktail perfecto


Una maravilla de cinta que ha tenido la desgracia de compartir cartel con Crepúsculo (todo un derroche de hormonas y marketing que la han llevado donde no merece)
Déjame Entrar es una historia sueca de vampiros, que nada tiene que ver con las cintas del género estrenadas hasta ahora. Simple y minimalista en paisajes y en diálogos, pero excelentes cada uno de ellos. Una vez más las actuaciones de los dos niños son de destacar. Realmente excepcional Eli (Lina Leandersson), la protagonista. Una niña con una mirada hipnótica capaz de llenar la pantalla simplemente con un primer plano.
No se cuales fueron las instrucciones del director, porque cuentan que la niña, antes de rodar la película, simplemente había recibido un par de lecciones de teatro en su pueblo. Probablemente le diría: -“venga, a jugar”

Ayer mismo pude disfrutar de esta maravilla de la animación de Henry Selik (Pesadilla antes de Navidad) en el cine. Una niña, mundo de fantasía, cierta dosis de miedo… pero sobre todo Magia. Os puedo asegurar que el niño que había en la butaca detrás de mi (por desgracia el único de toda la sala) dio un resoplo de alivio cuando se salvó Coraline que se oyó en toda la sala. Durante la proyección el niño había pasado miedo, le había pedido a sus padres irse del cine, pero sufrió y disfrutó como nunca. Toda una experiencia (en 3D además) que recordará por mucho tiempo.

(PD.: si teneis oportunidad, recomiendo ver en versión original las dos primeras películas. Los niños pierden parte del encanto en los doblajes)

6 comentarios :

Tarquin Winot dijo...

Mi primera película fue "King Kong". El descerebrado y adorable freak que es mi padre a veces, no tuvo en cuenta que apenas tenía seis años cuando me llevó a verla. Obviamente, a los veinte minutos y, coincidiendo con la primera aparición del descomunal gorila tuvo que sacarme de la sala en pleno ataque de pánico.

La primera y la tercera están en lista de espera. La segunda es todo un peliculón al que poco puede reprochársele.

Sach dijo...

Un duro primer impacto Tarquin, nada que ver con mis adorables dinosaurios de color verde y rosa.
No dejes de ver las que te quedan, no te arrepentirás

Pink Sugar dijo...

Mi primera peli creo recordar que fue La Bella y La Bestia en el cine de verano de Mazarrón, pero la verdad es que el mejor recuerdo que guardo de una peli de cuando era pequeña, no es de ésta sino de E.T. que mi tío la tenía en casa de mi abuela en vídeo y una vez yo ponía ésta y otra vez mi hermano ponía Acorralado así repetidas veces durante el fin de semana...Conclusión: las pelis te marcan: así he salido yo y así mi hermano...jajajaj.

Sach dijo...

Bueno, doy fe que tú has salido algo más guapa que E.T. aunque de tu hermano no puedo decir lo mismo...

Las películas marcan si, y el cine de verano más. No hace falta que te explique cómo se le queda a uno el trasero después de una sesión doble, o triple como hacían antes en uno de los cines de verano de La Manga, eso si que era amor al cine, 6 horas en una silla de tortura!

Xerenor dijo...

Para culo destrozado el que se te quedaba en el cine de mi pueblo. No se me olvidará, sillas verdes metálicas, la pintura descascarillada, unas diez sillas unidas haciendo filas... pero y la magia que tenía? mi primera película en ese cine fue Batman... recuerdo que estaba al lado sentada una niña que me gustaba un montón... de esas niñas a las que llamabas novia y ni la conocías!!
Añorados 5 añitos...

Sach dijo...

Sin duda algo de mágico deberían tener esas sillas porque para aguantar toda la película ahí...

No se si prestarías mucha atención a Batman si tenías a tu "novia" al lado. Desde luego, con 5 añitos y ya pensando en mujeres!

 
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