09 enero 2008

GUÍA INCISOS. LITERATURA: La Carretera


"Si te encuentran vas a tener que hacerlo. ¿Entiendes? Chsss… Nada de llorar. ¿Me oyes? Ya sabes cómo hacerlo. Te la metes en la boca y apuntas hacia arriba."


Creo que es la primera vez que en este blog se habla de literatura, y no he encontrado mejor manera para empezar.

Para ponernos en situación: escribiendo la carta a los Reyes (cual si fuera una boda: algo nuevo, algo prestado y algo azul) algo para ver, algo para oír y algo para leer:

- 28 días después
- Etiqueta Negra (Ariel Rot)
- Y para leer…¿?

Pues como no tenía ninguna predilección, nada mejor que explorar cosas nuevas. Catálogo literario en mano y a la caza y captura de una buena presa. He de decir muy a mi pesar, que casi como todas las cosas, entró por los ojos. Quizá si no hubiera tenido portada y sólo hubiera visto el título no le habría prestado atención. Pero allí estaba: La Carretera; y esa portada inhóspita. Negro asfalto, el nombre y el autor. Un poco de investigación: road movie post-apocalíptica / escritor de culto (casi ya de masas) galardonado con el premio Pullitzer de ciencia ficción en 2007

…y para leer: La Carretera, de Cormac McCarthy

Tres días (mejor dicho, noches) he tardado en engullir, literalmente, la novela. Quizá por el hambre que me hicieron pasar los personajes.

El libro comienza con el fin. El fin de la vida tal como la conocemos. Algo, que no se explica con exactitud (aunque se supone que algún tipo de catástrofe nuclear), ha acabado con los animales, las plantas y casi la mayoría de los seres humanos. Los supervivientes, auténticos muertos andantes en constante peregrinaje por un paisaje gris plomizo, donde sólo existe ceniza, tanto que ya ni se ve el sol, y la carretera ¿a ninguna parte? como destino. Y en este oscuro cuadro es donde McCarthy nos pinta a los protagonistas (un padre y un hijo, sin nombre) y nos los coloca allí, en medio de nada y con todo ocurrido. De aquí en adelante, todo penurias (frío, hambre, tendencias suicidas, hambre, caníbales,…)
Pero no todo es maldad en este mundo ¿utópico? Como contrapunto al egoísmo y recelos del padre, construidos sobre el instinto de supervivencia, el autor nos abre una ventana a través de la que entra la luz a este mundo de tinieblas en la bondad del chico. Un niño que no ha conocido otro mundo que no sea ese (nació tras la hecatombe) y que sostiene una continua lucha interior (y exterior con la figura del padre) para discernir lo que está mal de lo que está bien.

La obra, literariamente hablando, me parece una joya. Escrita en prosa, con ritmo y cadencia en cada uno de los párrafos. Hasta los diálogos (sin guiones que rompan el ritmo) parecen una canción, una melodía con su estribillo (Vale / Vale). De tal forma que la prosa poco a poco se va convirtiendo en poesía, y esa es la sensación que nos deja al acabar de leer el libro, que hemos leído un excelente y extenso poema. McCarthy, acorde con la nada en que se desarrolla la historia, evita cualquier elemento superfluo del lenguaje: rehuye de las frases compuestas y apenas existen comas o conjunciones. Frase punto. Frase punto. Frase (hambre) punto y aparte.
Las 15 primeras páginas se hacen un poco difíciles de leer, hasta que te adaptas al ritmo singular del libro. A partir de ahí no podrás parar. Podrás notar la lluvia que cala hasta los huesos a los protagonistas, pasar un hambre atroz y sentir el miedo ante cada casa nueva que encuentres en el camino, sin decidirte por hacer caso al padre y entrar, o al hijo y pasar de largo.

Y como todo buen libro, debe tener un gran final. Y creo que McCarthy lo ha conseguido. He leído opiniones dispares acerca del final, pero creo que es justo como debe ser. Algunos lo interpretarán como un final feliz y se quejarán de no haber culminado la obra con un trágico desenlace, acorde con el drama general de la novela. Otros por el contrario lo verán como el final más triste de todos los posibles, y preferirían que todo hubiera acabado de “color de rosa” para no quedarse con ese mal sabor de boca. (En cualquier caso, los más sentimentales seguro que echarán alguna lagrimita durante el libro y sobre todo en el final)
¿Que cómo puede ocurrir esta dicotomía entre las opiniones de unos y de otros? Muy sencillo:

En un mundo sin esperanza, en el que cada segundo que pasa es una lucha agónica por la supervivencia frente al frío, los asesino o el hambre…¿qué es más triste: seguir con vida o morir mientras luchas por sobrevivir?

La respuesta en la página 209.

Saludos


Pd.: Como ya os habréis dado cuenta, creo que acerté con mi carta a Sus Majestades. Hacía mucho tiempo (creo que desde Fiebre en las Gradas, de Nick Hornby) que no disfrutaba tanto con un libro.

 
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